Carta abierta a Estela

"Te han hecho un montón de homenajes. Incluso la Vuelta a España femenina le ha puesto tu nombre a la cima más alta. Entre todos te vamos a recordar, los que te conocimos y los que no"

"Hola Estela,

Si, ya lo sé. No me conoces. Bueno, quizás un poco sí. Hace unos años coincidí contigo y con tu padre por la carretera. Ibais por el páramo de Zaratán y me puse a vuestra altura. Tu padre habló por ti, mientras tú rodabas en la parte más pegada al arcén y sólo observaste con timidez la conversación. Qué orgulloso estaba. Me contó lo mucho que te gustaba la bicicleta, lo bien que se te daba. No es para menos, ¡con esos genes lo tenías fácil! Luego separamos caminos. 

Hoy he vuelto a pasar por allí. Y me he acordado de que nunca hablamos. De que no voy a saber nunca por qué todo el mundo dice que se te iba a dar muy bien la bici. Y que eras muy buena estudiante. ¿Sabes? Desde hace un mes, cuando salgo a la carretera, se me pone un nudo en la garganta. Y la musculatura de la espalda se me contrae, justo aquí. Es por ti. Porque me acuerdo de lo que te han hecho. Y no es justo.

Seguro que tu padre te ha contado lo mucho que te quiere la gente. Te han hecho un montón de homenajes. Incluso la Vuelta a España femenina le ha puesto tu nombre a la cima más alta, creo que a la de Lagos de Covadonga. Te quejarás. Y también a un parque que hay en tu pueblo, en Arroyo de la Encomienda. Yo sé que para tus padres eso no es consuelo. Que lo que les hubiese gustado es pasear contigo por allí, y que les contases que los estudios te iban bien. O animarte a pie de cuneta mientras apretabas los dientes en pleno Mirador de la Reina.

Te preguntarás que porqué te cuento esto ahora. Y lo entiendo. Es que quería pedirle primero permiso a tu padre para escribirte y no encontraba el valor para hacerlo. Aunque no seré el último. La gente te quiere, ¿sabes?.

Sólo quería que supieras que te tengo presente. Aunque no nos hayamos conocido nunca. Y que tu padre, y tu tío Félix, me tienen para lo que necesiten, aunque me pondré a la cola, porque hay mucha gente buena que les rodea.

Yo seguiré saliendo en bici, y pasaré por el páramo de Zaratán para acordarme de ti. Te imaginaré al lado de tu padre, estilosa como él. Maldita sea, maldigo lo que te han hecho.

Te dejo ya. No te preocupes, no estoy llorando. Es sólo que a veces no comprendo las cosas. Sólo eso. Entre todos te vamos a recordar, los que te conocimos y los que no.

Hasta siempre, Estela".

(Rafa Simón)